miércoles, 4 de mayo de 2016

Arsénico Simpasión (Personas que surgieron del teclado. 8)

Arsénico Simpasión lo tuvo claro desde pequeñito: quería ser sepulturero, igual que que su abuelo Arsénico, que su bisabuelo Arsénico y que su tío Arsénico. A su padre le pusieron de nombre Antonio y ese fue el motivo de que no fuera enterrador, o quizás le llamaron Antonio para que no se dedicara al digno oficio de dar tierra a aquellos que se marchan.
Arsénico Simpasión siempre llevó ese traje fucsia, en vez de uno negro. Algunos le decían que era irrespetuoso con el fallecido y él mantuvo que ninguno se había quejado del color de su indumentaria. Pero dice que le dio suerte desde el primer difunto con el que se encontró, pues ninguno se había despertado, circunstancia ésta que siempre había temido.
En infinidad de ocasiones Arsénico había preguntado a su bisabuelo Arsénico, a su abuelo Arsénico y a su tío Arsénico que qué hace el sepulturero cuando el muerto se levanta. El bisabuelo le aconsejaba darle con la pala en la cabeza para que vuelva al hoyo, el abuelo le contestaba que invitarle a un cigarrillo y el tío le decía que lo mejor era salir corriendo.
Y Arsénico Simpasión está preparado para todas las posibilidades, por lo que siempre lleva la pala preparada, un paquete de cigarrillos con un mechero en el bolsillo para echárselo al resucitado y unos buenos zapatos para huir tan rápido como sus piernas le permitan.

Si conoces alguna cosita más acerca de Arsénico Simpasión, él estará contento de que se lo digamos, porque a veces sus recuerdos le fallan y de lo único que se acuerda es de esta breve biografía.

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