sábado, 21 de mayo de 2016

Tenorio Pollo (Personas que surgieron del teclado. 9)

Tenorio Pollo era barítono porque siendo tan alto no podía tener voz de bajo, pero le costaba alcanzar los agudos. Estudió música y lo único que aprendió es que con una corchea se podía hacer un tupé, así que cuando el compositor se despistó, le tomó prestada una del pentagrama y en su lugar dejó un prolongado silencio de blancas, que no hacía sino romper el ritmo.
Se apuntó a un coro, para cantar, que es lo que realmente le gustaba, pero no podía hacerlo sin desafinar, quizás porque su apellido no se lo permitía. Así que era habitual que le saliera algún gallo.
Hablando de gallos, desde que dejó atrás la niñez le surgió una duda que nunca supo responder: se debería seguir apellidando Pollo o tendría que presentarse en adelante como Tenorio Gallo. De hecho, más de uno (y más de una) se preguntaba si no sería una cresta, en vez de un flequillo, lo que adornaba su cabeza, pero él no se daba cuenta de esos chismorreos porque estaba en otras cosas.
Le pusieron el nombre de Tenorio, pero nunca fue un don Juan, quizás porque jamás se lo propuso o quizás porque ignoraba los suspiros y las pasiones que sus gallos despertaban. Y no sólo al amanecer, cuando, abriendo la ventana, emitía un kikirikí con música de Verdi que anunciaba a los vecinos que había llegado la hora de levantarse.

Si conoces alguna cosita más acerca de Tenorio Gallo, él estará contento de que se lo digamos, porque a veces sus recuerdos le fallan y de lo único que se acuerda es de esta breve biografía.

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