lunes, 20 de junio de 2016

Nipodemo Óbito (Personas que surgieron del teclado. 14)

Nipodemo Óbito supo que estaba muerto por los periódicos. Sentado en un banco de aquel parque siempre soleado y que ahora le parecía hermoso, leyó la esquela en la prensa. Tu esposa e hijos no te olvidan.
Entonces le surgió la duda de si él estaba casado y si había tenido descendencia. Y si había tenido esposa e hijos, si éstos no le olvidarían nunca, porque él ya no se acordaba de ellos. No recordaba el nombre de su viuda ni cuántos hijos le llamaron padre.
Sí se acordaba que en ese parque echaba de comer a las palomas, pero ahora no había pájaros, sino diablillos a los que arrojaba jirones de su pellejo para que se pelearan por ellos. Era divertido.
Junto a él se sentaba el esqueleto de otro muerto que también se entretenía arrancándose tiras de su piel putrefacta y arrojándolas a los traviesos demonios.
-Me llamo Nipodemo Óbito -dijo uno de ellos.
-Yo también -contestó el otro.
Quizás es cierto que la muerte nos hace a todos iguales.

Si conoces alguna cosita más acerca de Nipodemo Óbito, él estará contento de que se lo digamos, porque a veces sus recuerdos le fallan y de lo único que se acuerda es de esta breve biografía.

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