viernes, 27 de mayo de 2016

Cerapio Suspenso (Personas que surgieron del teclado. 10)

Cerapio Suspenso pudo haber llegado lejos, pero se quedó muy cerca. Seguramente es que no sabía cuál era su destino, o puede ser que su sino fuera no llegar a ninguna parte.
Un día Cerapio se planteó emigrar, porque pensó que era la única manera de alejarse, pero no supo cómo hacerlo. En otra ocasión se apuntó a una carrera popular con la intención de alcanzar una meta, pero luego no se atrevió a iniciarla porque no estaba acostumbrado a correr alguien que siempre lo había hecho todo despacio, como pasaba su tiempo, sin prisas, sabedor de que, al final, todos nos veremos en el mismo sitio y que, para donde hay que llegar, mejor no tener bullas.
También puede ser que su naturaleza estoica le inste a permanecer en el mismo sitio.
Por ponerle un poquito de color a su vida, se tiñó la cabeza de rojo y se pintó de ese mismo color el único pelo del que disponía y que le daba el aspecto del que lleva una boina.
Muchos dicen que tiene cara de desconfiado. Otros, que de pendenciero. Estos, que de asustado. Aquellos, que de sorprendido.
Cerapio nunca mendigó, pero en más de una ocasión se ha encontrado con una moneda en su mano. Él no sabe por qué.

Si conoces alguna cosita más acerca de Cerapio Suspenso, él estará contento de que se lo digamos, porque a veces sus recuerdos le fallan y de lo único que se acuerda es de esta breve biografía.

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